CONSULTORÍA FILOSÓFICA


LA CONSULTORÍA FILOSÓFICA COMO "MEDICINA" PARA EL ALMA

La consultoría filosófica forma parte del movimiento de la “Práctica filosófica” que busca devolver a la filosofía el sentido vivencial, ofreciéndonos herramientas aplicables para la solución de problemas inherentes a la vida cotidiana con el objetivo de poder superar muchos de nuestros dilemas existenciales.

La consultoría filosófica aparece como una crítica al carácter abstracto, poco práctico y muy teórico de la filosofía académica dominante. Es un resurgir del ideal clásico en el que la filosofía se podía considerar como una “medicina” para el alma. Su objetivo principal es ayudarnos a desarrollar la reflexión crítica y con ello clarificar y superar muchas creencias limitantes, creencias falsas o erróneas que condicionan nuestra forma de pensar o actuar y que afectan nuestra calidad de vida. Por lo que la consultoría filosófica nos ayuda a superar estas creencias y nos permite el desarrollo de una vida más auténtica, una vida más plena, y una vida más sana y feliz.


LA CONSULTORÍA FILOSÓFICA COMO TERAPIA

Etimológicamente la palabra terapia deriva del griego therapeuein, que significa cuidar, atender o servir, aunque en la actualidad el término terapia hace más referencia a las prácticas que buscan o persiguen la cura o el tratamiento de enfermedades. Es por ello que, siendo la consultoría filosófica la aprehensión de la reflexión filosófica que nos permite una comprensión profunda del ser y de la realidad, y que en dicho proceso y de manera paulatina nos ayuda a generar cambios, a transformarnos, y a liberarnos mitigando el sufrimiento, en este sentido la consultoría filosófica sí que tiene un carácter terapéutico en su sentido originario. Pero cabe entender que este factor terapéutico es una condición que se da por añadidura, no porque sea el fin último de la consultoría filosófica.

En ningún momento puede verse al consultor filosófico como un psicoterapeuta o un profesional de la salud, con capacidad para el manejo de trastornos mentales severos. Estos casos los debe manejar un neurólogo, un psiquiatra o un psicólogo clínico. Para estas instancias la consultoría filosófica puede plantearse como una disciplina complementaria o de acompañamiento. Sin embargo, no es menos cierto que, en la mayoría de los casos, los problemas psicológicos no obedecen a un trastorno o a una enfermedad mental como tal, sino a una percepción errada de la realidad, al seguimiento de creencias limitantes que generan incongruencias, indecisiones, angustia, ansiedad, dolor y sufrimiento. En estos casos, muchas disciplinas psicoterapéuticas terminan agotándose y no logran los resultados esperados, y es aquí donde la consultoría filosófica es de gran ayuda.


LA MAYÉUTICA COMO ORIGEN DE LA CONSULTORÍA FILOSÓFICA 

La Consultoría Filosófica nace con el filósofo Sócrates y más particularmente con su método de la mayéutica, que se traduce como obstetricia, es decir, la que se ocupa del parto o embarazo. Un término influenciado por la madre del filósofo que era comadrona. Pero Sócrates modificó el significado médico que tenía mayéutica y lo reorientó al ámbito filosófico. Mientras el significado real de mayéutica es «el arte de hacer nacer (bebés)», Sócrates lo focalizó en «el arte de hacer nacer o arte de dar a luz (al humano pensador)». Es por ello que la mayéutica es el método aplicado por Sócrates, y recogido por los actuales consultores filosóficos, a través del cual el filósofo hace que el consultante, por medio de preguntas, descubra conocimientos en los que la verdad parte desde el mismo individuo. La mayéutica, así pues considerada como padre del psicoanálisis, cree que el conocimiento se encuentra latente de manera natural en el alma de cada persona y que es necesario descubrirlo. Este proceso de descubrimiento del propio conocimiento se conoce como dialéctica y es de carácter inductivo.



MÉTODO DE LA CONSULTORÍA FILOSÓFICA 

La principal herramienta de la consultoría filosófica es la dialéctica. Los encuentros entre el consultor y el consultante se dan en condiciones de igualdad. Al más puro estilo de los diálogos platónicos. En este proceso, el consultor filosófico se vale de herramientas como la hermenéutica, para una escucha comprensiva. El consultante planteará sus problemas por medio de argumentos que se expondrán en un diálogo abierto y franco. El consultor filosófico examina esos argumentos y sus implicaciones, y por medio de la mayéutica permitirá la clarificación de algunos conceptos importantes. También el consultor filosófico se valdrá de la lógica, para identificar inconsistencias en las presuposiciones del consultante, con lo que le permitirá a éste una comprensión más adecuada de su visión del mundo, una reinterpretación o una resignificación.

La consultoría filosófica, vista de esta manera implica un proceso deconstructivo en donde, lo que no se ha podido racionalizar de manera eficiente, termina siendo derribado. Y a partir de ello se reconstruye una nueva comprensión de la realidad o del Ser. Hacernos conscientes de nuestra percepción o apercepción nos hace considerar la modificación de nuestros esquemas mentales. Con ello modificamos también nuestra manera de hacer frente a la realidad, lo cual nos ayuda a sanar el alma y a afrontar la vida desde un estado de consciencia de mayor plenitud y felicidad.

CONSULTA: 

Despacho privado en el barrio de Sarrià de Barcelona, España.
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