La vida no tiene sentido sino se la das tú
REFLEXIÓN SEMANAL 11/12-17/12/2017
La vida, cuya razón es
ser o no ser en el universo, no tiene sentido porque no debe
justificarse a sí misma, ya que dar sentido a las cosas tan solo es
una cualidad humana. Así pues, la pregunta no es si la vida tiene o
no tiene sentido, sino si tú has encontrado sentido a tu vida.
Hay quienes se pasan
infructuosamente toda la vida buscando sentido a su propia
existencia. Otros lo alcanzan para después volverlo a perder. Hay
quienes lo tienen claro desde bien jóvenes frente a aquellos otros
que lo descubren al final de sus días. Incluso hay personas que
cambian continua y periódicamente el sentido a su vida. Y, por
descontado, hay tantos sentidos a la vida como personas respiran.
Con independencia de cual
sea el caso particular de cada cual, lo cierto es que dar sentido a
nuestra vida es como ingerir un complemento vitamínico que nos
imbuye de la poderosa luz de la esperanza y la inquebrantable
fuerza del optimismo para alcanzar un sueño identificado. Mientras
que vivir sin dar sentido a la vida es como deambular abatido día
tras día por una ciénaga sombría, donde la magia de la existencia
ha desaparecido y, con ella, la capacidad para crear la realidad
propia que deseamos vivir.
Sí, como sabemos aunque
sea inconscientemente, dar sentido a nuestra vida y crear la realidad
que deseamos vivir van íntimamente ligadas, hasta tal punto que la
una no puede existir sin la otra, como la indivisibilidad de las dos
caras de una misma moneda.
Llegados a este punto,
preguntémonos si nuestras vidas tienen sentido o, si por el
contrario, debemos buscarlo o incluso renovarlo (En caso de no
tenerlo y de carecer de la necesidad de encontrarlo, más vale que
pongamos el grito de alerta al cielo, ya que sin habernos dado cuenta
nos hemos convertido en muertos vivientes. Así que si deseas volver
a la vida, ya puedes ponerte las pilas a buscar el sentido de tu
propia existencia).
Encontrar el motivo que
da sentido a nuestra vida es un proceso bien sencillo marcado por la
fórmula 3B: Buscar, Buscar y Buscar hasta encontrar. Un método de
trabajo que cuenta con dos variables importantes a tener presente:
tiempo y campo de exploración tan extenso como la propia búsqueda
requiera. En otras palabras: no te agobies si no encuentran el
sentido a tu vida de hoy para mañana, ya que si buscas encontrarás,
aunque en ello te vaya todo un año o más. Puesto que muchas veces
el motivo que da sentido a nuestra vida no se nos presenta hasta que
nosotros mismos no estamos preparad@s para verlo, ya sea por falta de
madurez, ya sea por que nos encontramos en medio de un proceso de
transformación personal (como el paso de oruga a mariposa), ya sea
porque estamos en un punto de bloqueo mental y emocional.
Como hemos visto, el
proceso de búsqueda es sencillo ya que se trata de un ejercicio
mecánico, pero sus consecuencias son profundas puesto que no hay
resultado de la búsqueda sin un proceso de reencuentro con uno mism@
más allá de las interferencias del mundo exterior. Es decir,
encontrar aquello que da sentido a nuestra vida implica un viaje
hacia nuestro propio interior para reencontrarnos con nuestra propia
y singular esencia. Y ello conlleva posicionarnos frente a los demás
en una reivindicación sin cesiones de nuestra identidad, lo que en
otras palabras podríamos llamar como coger las riendas de nuestra
autoridad interna.
¿Pero cómo sabemos que
hemos encontrado el sentido a nuestra vida?. No os preocupéis, todos
lo sabemos, porque lo sentimos en nuestro interior. Y remarco el
hecho que lo sentimos para diferenciarlo del hecho de pensarlo. Ya
que en esta búsqueda, el maestro de vida no es la mente sino el
corazón, ya que nadie más que tú mism@ puede saber, a través del
lenguaje de las emociones, cuál es el motivo que da sentido a tu
vida.
Pero aún te diré más,
diferenciamos aquello que da sentido a nuestra vida del propósito de
nuestra vida cuando lo que da sentido se hace sostenible en el
tiempo. Pero esto es trigo de otro pajar, aunque si quieres
profundizar en este tema te remito al capítulo que bajo el nombre
“¿Cómo sintonizamos con nuestro destino?” escribí en el libro
El Poder Transformador del Fracaso, editado por Silva
Editorial, 2011.
Para finalizar solo te
diré que es sumamente saludable para nuestra existencia el hecho de
dar sentido a nuestras vidas, ya que solo así conseguimos que salte
la chispa que nos produce la alegría y la ilusión por vivir. La
misma chispa que nos ayuda a levantarnos cada mañana confiando en un
nuevo, renovado y mágico día lleno de sorpresas por descubrir, en
una aventura más en nuestro viaje personal.
Y dicho esto, dime, ¿ya
sabes qué da sentido a tu vida?
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Nota: Este y otros artículos de reflexión se pueden encontrar recopilados en el glosario de términos del Vademécum del ser humano
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