¿Cómo transformamos un estereotipo en un valor social?
REFLEXIÓN SEMANAL 12/03-18/03/18
Los estereotipos no son
más que una idea preconcebida de cualidades o conductas de una
persona o colectivo dentro de los roles de una sociedad determinada
y, por tanto, vienen determinados por una alta carga cultural. Pero
al final, cuando hablamos de estereotipos, estamos hablando de una
respuesta del miedo como defensa a lo desconocido o a un posible
cambio que nos puede obligar a salir de nuestra zona de confort
(costumbres y rutinas en un espacio conocido y controlable).
Si ese miedo a lo
desconocido o al cambio, que solemos manifestar con recelo y rechazo
y lo expresamos mediante la estereotipación de personas o colectivos
concretos, no lo gestionamos adecuadamente, la sensación del miedo
puede transformarse en rabia, lo que conlleva agresividad (ya sea
administrativa, jurídica, cultural, de relaciones sociales, física,
etc), que no es más que la voluntad activa de confrontación y
sometimiento mediante el uso de las relaciones de poder.
En resumen, la
estereotipación es la respuesta del miedo y de una posible rabia
complementaria hacia lo diferente.
La clave está en la
gestión del Miedo y la Rabia
Como sabemos, el Miedo y
la Rabia son dos de las cuatro emociones básicas que tiene el ser
humano, y que representan -en nuestro sencillo mecanismo biológico-,
la primera fase de descodificación del mundo más inmediato que nos
rodea y que captamos a través de los cinco sentidos físicos.
(Recomiendo la lectura de las cuatro fases secuenciales del proceso
de creación de nuestro mundo mental-emocional, recogidas en la obra
“Manual de la Persona Feliz”, Jesús A. Mármol, ebook 2017, de
descarga gratuita).
El Miedo se caracteriza
porque es una emoción básica de repliegue, y tiene la función de
ayudarnos a advertir un posible peligro. Mientras que la Rabia se
caracteriza porque es una emoción básica de apertura o expansión,
y tiene la función de ayudarnos a soltar aquello que no queremos o a
responder ante una posible amenaza.
Si bien las emociones
básicas crean lo que conocemos como pensamientos, es a través
justamente de la gestión del conocimiento (cambio del status de los
pensamientos) que podemos transformar las emociones básicas de
negativas en positivas.
No hay transformación
social sin revalorización del estereotipo
No obstante, los
estereotipos no pueden transformarse socialmente tan solo con la
gestión del conocimiento, que nos enseña a conocer la naturaleza de
esa diferencia de la que reaccionamos con miedo y/o rabia. Es por
ello que las campañas exclusivas de información, formación o
divulgación en relación a un colectivo de personas que consideramos
diferentes no producen el cambio social esperado.
Para que pueda haber
transformación social, junto a la gestión del conocimiento (¿qué
es y de que se trata esa diferencia?) necesitamos dar valor social a
ese conocimiento. Es decir, resolver la pregunta del “¿qué nos
aporta?” esa diferencia al conjunto de la sociedad. Pues solo
aquello a lo que le damos valor socialmente lo integramos en nuestra
cosmología social. Ya que una vez que hemos resuelto la cuestión de
cómo podemos dar sentido a la diferencia o al elemento diferencial
dentro de la sociedad, nos plantearemos de manera decidida y activa a
buscar las formas y maneras de cómo poder aprovechar dicha
diferencia para beneficio del conjunto de la sociedad. (En este punto
recomiendo la lectura de la “Fórmula de la Gestión de la Diferencia”).
Si algún ámbito destaca
por saber aprovechar la diferencia es, justamente, el mundo
empresarial, quien ha convertido la gestión de la diferencia en un
instrumento clave de management para crear espacios de Inteligencia
Colectiva (suma de inteligencias singulares y diversas) en la
búsqueda de la competitividad en un mercado en continuo cambio y
transformación. Tanto es asi que el nuevo paradigma empresarial no
es otro que el de “Innovar o Perecer”, pero no hay innovación
sin gestión de la diversidad en un mundo global e interrelacionado a
tiempo real.
Seamos pues inteligentes,
y aprovechemos el enfoque empresarial de la gestión de la diversidad
-donde los estereotipos se diluyen en beneficio común-, para
enriquecer nuestras sociedades. Pues evolucionamos como sociedad
gracias al desarrollo de los talentos singulares de las personas, y
los talentos no saben de estereotipos de género, tendencia sexual,
clase social, religión, u otros. Conscientes que en toda integración
de la diversidad se generan espacios tangentes de cocreación social
siempre que existan principios básicos de intereses comunes y
confianza mútua.
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Nota: Este y otros artículos de reflexión se pueden encontrar recopilados en el glosario de términos del Vademécum del ser humano
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