La realidad humana es plástica a cada nueva elección
REFLEXIÓN SEMANAL 19/03-25/03/18
La realidad creada por el
hombre, que difiere de la realidad en sí misma (pues existe
independientemente al hombre) y de la realidad observada por el
hombre (aquella percibida por el hombre bajo el tamiz de sus
determinismos biológicos, ambientales y psicológicos), es de
naturaleza plástica. Es decir, que es susceptible de moldearse y,
por tanto, de cambiar de forma y contenido, siendo el hombre con sus
acciones quien la reconfigura permanentemente.
Las acciones que dan
forma y contenido a la realidad creada por el hombre pueden ser,
indistintamente, lógicas o ilógicas, conscientes e inconscientes,
impulsivas o reflexivas, ordenadas o caóticas, constructivas o
destructivas, de ámbito de influencia personal o de ámbito de
influencia social, pero en todo caso son el resultado de un efecto a
una causa previa (ya sea exógena o endógena). Y este proceso de
causalidad viene motivado por el principio de constrastes entre el
hombre como individuo o el hombre masa que participa de una mente
colectiva, y el resto de hombres a nivel individual o a escala
colectiva. El principio de contrastes, como fuente motriz de toda
causalidad, no solo pone en relieve la diferencia entre dos
parámetros espacio-temporales humanos distintos, sino que forma
parte de la naturaleza misma del hombre en su imperiosa necesidad por
reafirmar una identidad propia y diferenciada frente al resto (La
conciencia de un Yo diferenciado de los Otros: el ego). Una cualidad
que, más allá de cualquier discernimiento intelectual, es una
manifestación del instinto básico de supervivencia del ser humano
en su reivindicación por vivir y defender el derecho a su propia
existencia. Y como de conceptos de existencia existen tantos como
gustos y colores existen y personas respiran, he aquí el encuentro
pacífico (por acomodativo, evitativo o colaborativo) o el
desencuentro violento (por competitivo e impositivo) entre realidades
creadas por el hombre.
No obstante, si bien son
las acciones de los hombres quienes dan forma y contenido a la
realidad humana (en una decisión constante y continua frente a las
múltiples variables que presenta la vida a cada instante), mediante
un proceso de causa-efecto fundamentado sobre el principio de
contrastes como manifestación del instinto básico de consciencia
existencial individual del ser humano, en medio de ese enjambre de
polielecciones de historias posibles que marcan caminos con múltiples
variables se puede observar que la realidad creada por el hombre
tiene un patrón bien definido: el movimiento pendular. Entendiendo
éste movimiento como la acción mecánica de alternar la polaridad
de la realidad humana creada. Es decir, de una realidad humana
caótica se pasa a una ordenada y, tras un período determinado de
tiempo, a la inversa en un proceso de continua rotación. Y así
sucede lo mismo con una realidad lógica/ilógica,
constructiva/destructiva, pacífica/violenta, etc.
Pero si bien es cierto
que la realidad creada por el hombre es de naturaleza plástica, por
las acciones de éste, con un comportamiento pendular entre sus
opuestos, dicho movimiento de la realidad humana pivota sobre un eje
gravitacional impertérrito: la moral. Es pues la moral el punto de
posición de referencia en relación a los diferentes polos opuestos
en constante expansión y contracción de la realidad humana.
Entendiendo la moral como el valor humanista universal que define,
por encima de determinismos culturales, qué es el bien y el mal y
dónde se sitúa su franja divisoria.
Sí, la realidad del
hombre, y con él la realidad del conjunto de la sociedad, es fruto
del efecto de sus acciones incluso en el momento anterior al de la
causa que lo genera. Y muchas veces el hombre, en su ilusorio libre
albedrío, no va sino que sus acciones reactivas le empujan hacia
senderos inimaginables donde la realidad ordenada se puede llegar a
transmutar en caótica (ya sea a nivel individual o social). Es
entonces que es necesario volver la mirada al punto gravitacional de
la realidad humana, la moral, para tomar conciencia de las acciones a
tomar en un futuro inminente que, como causas de una nueva cadena de
efectos, redefinan una mejor y actualizada realidad. El problema, así
como la solución, se haya en la siguiente elección.
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Nota: Este y otros artículos de reflexión se pueden encontrar recopilados en el glosario de términos del Vademécum del ser humano
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